Nuestros orígenes se remontan a 1963, cuando se creó el Ballet Clásico de México por iniciativa de Celestino Gorostiza, entonces titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).


Gorostiza impulsó la fusión de dos grupos independientes: Ballet Concierto, dirigido por Felipe Segura, y Ballet de Cámara, dirigido por Nellie Happee y Tulio de la Rosa. Lo que llevó a una aleación de géneros clásico, neoclásico y contemporáneo, y dio paso al nacimiento de una agrupación estable de ballet en el país que, desde entonces, se enfoca en rescatar el repertorio de la época de oro de la danza de México y el mundo e impulsa el trabajo de ballets clásicos y contemporáneos.


En la primera función se le llamó Ballet Clásico de México, por fin se daba reconocimiento oficial a la danza clásica que se venía haciendo con tanto esfuerzo en el territorio mexicano. Esa presentación fue todo un acontecimiento en la vida artística y cultural de la nación. En aquella época se contaba con 20 bailarinas, 11 bailarines, 3 maestros y un director. Para su primera década de existencia, prestigiadas personalidades internacionales del género estuvieron al frente de la compañía y consolidaron la técnica clásica, integraron y ampliaron el repertorio con obras internacionales y nuevas creaciones coreográficas nacionales.


Ya en 1974 se establecieron las bases necesarias para conformar una gran compañía, lo que generó el cambio de nombre a Compañía Nacional de Danza, que se instituyó por decreto presidencial el 2 de septiembre de 1977; labor que fue ideada y desarrollada por el director Salvador Vázquez Araujo, quien propuso la asesoría cubana y la fundación del Sistema Nacional para la Enseñanza Profesional de la Danza, con la visión y convicción de formar bailarines con toda la base académica.


A más de 50 años de su creación, con 44 bailarinas, 28 bailarines, 1 régisseur, 6 maestros y 3 directores -dos artísticos y uno ejecutivo-, la también llamada CND sigue cumpliendo sus principales objetivos, entre los que se encuentran: preservar la tradición de los ballets clásicos, al mismo tiempo de enriquecerse con obras contemporáneas;  crear proyectos para atraer a niños y jóvenes con el propósito de estimular su creatividad y sensibilidad, y continuar contribuyendo en lograr una mejor educación en México.

 

Misión

Nuestra compañía da reconocimiento a la expresión pura del ballet clásico, con lo cual fomenta y preserva obras del repertorio clásico tradicional que son patrimonio de la humanidad; de igual modo promueve la contemporaneidad artística al impulsar la exploración de nuevas expresiones dancísticas nacionales e internacionales en contacto directo con el público de todas las edades y nacionalidades.

 

Visión

Nuestro primer enfoque consiste en enriquecer al quehacer artístico del país al realizar proyectos coreográficos que resulten innovadores, ya sea por el uso de espacios alternativos, por propuestas multidisciplinarias, por la exploración de nuevas propuestas (multimedia, 3ª. dimensión, entre otras), o bien por la realización de grandes clásicos.


Nuestro segundo enfoque es mostrar el talento de sus artistas -bailarines de alto rendimiento- a través de su calidad técnica y artística, pero también por su versatilidad ya que, por su entrenamiento, pueden asimilar de manera rápida distintos lenguajes dancísticos y explorarlos en un mismo evento, lo que les despierta los sentidos, la memoria corporal, y les genera la evolución de la técnica, lo cual se proyecta en el desarrollo de los cuerpos y la asimilación de las distintas generaciones de bailarines.


Al trabajar en la afinación del elemento humano, artístico y creativo, se fomenta el gusto por la danza a nivel nacional e internacional y se incita a las nuevas generaciones a disfrutarla y practicarla.

 

Filosofía

El valor del arte es primordial como parte del desarrollo cultural de cada país. Frente al mundo, la Compañía Nacional de Danza representa a México y ha contribuido en la evolución artística de la cultura nacional, al promover y difundir la danza y demás artes involucradas en el quehacer escénico, como la música, la arquitectura, la pintura, la literatura, el diseño de vestuario, la ambientación, entre los más importantes.


Siendo un motor vital para los bailarines, creativos y el público, se retroalimenta y renueva constantemente; siempre dedicándose a la búsqueda y perfeccionamiento del arte de la danza en todas sus especialidades, respaldando así la vocación del INBAL.